Como es natural toda la prensa catalana se hace eco de la muerte de JosepPernau, involuntario maitre à penser de la profesión y, por encima de todo, hombre bueno en el sentido machadiano del término. Posiblemente el mismo Pernau se haría cruces ante tantos (merecidos) elogios de sus compañeros. Le recuerdo en dos ocasiones que muestran la especial sensibilidad del maestro con las cosas del sindicalismo.
La primera, las conversaciones que tuvimos Enric Bastardes, Dardo Gómez, un servidor con él de cara a la creación del Sindicat de Periodistas de Catalunya. Pernau fue tan partidario de aquella operación que en el acto de clausura del Congreso fundacional Enric Bastardes nos dejó a todos un tanto estupefactos cuando sentenció que el “matrimonio Pernau – López Bulla es el responsable del nacimiento del sindicato”. Tras lo cual le dije al maestro: “Por favor, que mi señora no sepa lo nuestro, no sea que me acuse de bigamia”.
La segunda fue con motivo de la aparición del libro de memorias del gran abogado laboralista Francesc Casares. En este mismo blog un servidor decía que en la ciudad de Parapanda el libro de Casares se estaba vendiendo como rosquillas. Josep Pernau supo ver que Parapanda era un lugar inventado y que el post bloguero tenía como intención difundir la obra y milagros de ese otro hombre “de gran formato” como Casares. Pues bien, ni corto ni perezoso publicó un artículo donde se decía tres cuartos de lo mismo: que el libro de Casares se estaba vendiendo como rosquillas en Parapanda”. Así pues, siguió la corriente a la broma parapandesa.
Gabriel Jaraba, uno de Enviados de Pernau en la Tierra, nos da más elementos de las enseñanzas de nuestro Josep Pernau. Mientras tanto un servidor le recuerda tranquilo y generoso.
La primera, las conversaciones que tuvimos Enric Bastardes, Dardo Gómez, un servidor con él de cara a la creación del Sindicat de Periodistas de Catalunya. Pernau fue tan partidario de aquella operación que en el acto de clausura del Congreso fundacional Enric Bastardes nos dejó a todos un tanto estupefactos cuando sentenció que el “matrimonio Pernau – López Bulla es el responsable del nacimiento del sindicato”. Tras lo cual le dije al maestro: “Por favor, que mi señora no sepa lo nuestro, no sea que me acuse de bigamia”.
La segunda fue con motivo de la aparición del libro de memorias del gran abogado laboralista Francesc Casares. En este mismo blog un servidor decía que en la ciudad de Parapanda el libro de Casares se estaba vendiendo como rosquillas. Josep Pernau supo ver que Parapanda era un lugar inventado y que el post bloguero tenía como intención difundir la obra y milagros de ese otro hombre “de gran formato” como Casares. Pues bien, ni corto ni perezoso publicó un artículo donde se decía tres cuartos de lo mismo: que el libro de Casares se estaba vendiendo como rosquillas en Parapanda”. Así pues, siguió la corriente a la broma parapandesa.
Gabriel Jaraba, uno de Enviados de Pernau en la Tierra, nos da más elementos de las enseñanzas de nuestro Josep Pernau. Mientras tanto un servidor le recuerda tranquilo y generoso.